Ya tejí la bufanda de húmedo fuego para habitar (te).
Encontré en la cordillera la bombilla de un mate huérfano para compartirte un café que nos deje despiertas y bebernos gota a gota, hasta que estallemos de fiebre.
Quiero que las chispas que se desprenden de mi, te hagan desear(me) las piernas, los pechos.
Desanudar(nos) y comer (nos) las sombras en la cornisa de nuestros nombres.
No puedo bajarme de tus manos proletarias y no quiero. ¿Se entiende?
Tatúame toda con birome azul en mi piel y huesos. Esa tinta permanece en el tiempo.
Seremos palabra que incomoda cada vez que nos vayamos a dormir.
Ya tejí la bufanda de húmedo fuego para habitar(nos)
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