domingo, 22 de mayo de 2022

05:30 A.M

 Cuando no puedo despertar

me saco los huesos ,

y descarnada

me hago la mismisima mañana, encendida de sol prole, que se deja a sus rayos que 

desanudan  al pulso. 


Suspendida en el aire de los caloventores que enfrentan al otoño

de los cuartos, me toco la  sangre.


Cada pulso de cada respiración 

se va con las hojas de los árboles sin desparramar de las orillas de tu calle.


Mañana silenciosa

y seca

 tiene perfume de viento zonda en la montaña que descose la herida que atraganta.

Caminando las calles como autómata, 

voy, 

escupiendo zapatos a cualquiera.




No hay comentarios: