Yo quiero un arma para cada uno de nosotros.
Un arma para
todos.
Alegre y demoledora.
Gigante como un ratón frente a un elefante que produzca
humo, asfalto y conquistas.
Yo no quiero quedarme extraviado en el camino hambre para
mañana.
No señor.
Yo quiero semillas
de hombres y sembrarlos en los ojos y en el corazón.
Eso es lo que quiero.
La palabra en voz alta y en silencio en un solo movimiento.
La palabra esa arma que provoca un cambio a las reglas.
Nada de jaulas, decretos o leyes que convierten la furia en
un feriado.
No quiero ser alma de pastel de una fiesta de unos pocos.
Yo quiero un arma para cada uno de nosotros y poder alzar el
puño a los infinitos vientos.
En definitiva, yo quiero un
futuro mejor.