sábado, 3 de octubre de 2015

Ensayo la ternura y ejerzo el deseo.
Me lleno de coraje y rebeldía cuando descubro al mundo, con toda su lógica terrible de guerras, invasiones, opresiones.
Aprendo a reconocer colores, olores. Y en ese reconocer todos los días preparo guiso de piquete que nos da complicidad prole en plena contaminación de la propiedad privada.
Bailo y saco a bailar aunque nunca me acepten. La canción de mi conciencia con esa energía de las mujeres sin tierra, la de las zapatistas, de las Tanias que se multiplican en cada rebelión latinoamericana, la que movilizan cada centímetro de mi cuerpo.
Así que mejor aléjense de mi camino.
Llevo mi nombre con vestido nuevo, con esa emoción de las cosas simples.
Aunque siempre me equivoque de puerta y este el león esperando del otro lado, la mejor garantía de vivir es el tropiezo con los ojos abiertos.
Mañana seré políticamente incorrecta con serenidad de ácido.
Soy guerrera, libre que se exilia en la polvorienta humedad de lo incomprensivo.

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