sábado, 11 de julio de 2015

La noche hace a la noche con simples cosas.
Una mirada de Nicanor, el neto contador de historias alcanza para llenar el vacío. El odio de clase en su pecho es la huella de un camino a seguir.



La noche hace a la noche con simples cosas.
Emilia tiene facilidad de palabras, a cada segundo va hilando su discurso, que a la vez es mío: La represión es política de Estado”, me quedo quieto, ahí no llega el invierno.



La noche hace a la noche con simples cosas.
En un rincón, la veo a ella con mucho viento que levanta la tierra de desgastados sueños. No dice nada. No digo nada.
El no palabras nos indica que es “We Xipantu”, el fin de un ciclo y el inicio de otro.

La noche hace a la noche con simples cosas.
Abelardo, el poeta del pueblo me invita a cebar unos amargos, ya no hay pájaros, sino ametralladoras que danzan en mi sal de lagrimas.
La revolución es como el hambre en mi rostro, siempre esta presente.


La noche hace a la noche con simples cosas, aunque estemos ausentes.


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